Este proyecto piloto nace con la voluntad de poner en el centro la voz juvenil, apostando por su protagonismo real en la co-creación y gestión de actividades, servicios, empleo y proyectos con impacto comunitario. A través de la generación de espacios seguros e inclusivos, buscamos que los jóvenes puedan expresar sus opiniones, experimentar con el arte como herramienta de activación y transformación social, liderar procesos colectivos y ampliar sus competencias comunicativas, emocionales, creativas y ambientales.
Por eso, incorporamos propuestas concretas que vinculan juventud y acción climática: desde la práctica y visitas en las huertas agroecológicas de la asociación, hasta la organización de laboratorios de adaptación climática a través de talleres sobre consumo consciente, compostaje, reciclaje, gestión del agua o soberanía alimentaria. Queremos que los y las jóvenes puedan participar activamente en proyectos que cuiden el territorio y fomenten una cultura regenerativa, resiliente y basada en saberes locales.
En esta línea, también se dará una cálida acogida a jóvenes en prácticas, voluntariado internacional y proyectos artísticos, creando una red de aprendizaje intergeneracional que fortalece tanto a quienes llegan como a quienes acompañan. Este intercambio no solo enriquece la comunidad, sino que siembra nuevas posibilidades de arraigo y crecimiento compartido.
También prestamos especial atención a los servicios dirigidos a familias jóvenes y a los itinerarios formativos en torno a los cuidados. Sabemos que generar redes de apoyo y formación en este ámbito es clave para fomentar entornos más humanos, solidarios y sostenibles, y para acompañar a las nuevas generaciones en sus procesos de emancipación.
Nuestro objetivo es claro: facilitar que la juventud de Nalda, de entre 14 y 35 años, desarrolle plenamente sus capacidades —comunicación, emprendimiento, autoestima, pensamiento crítico, creatividad e inteligencia emocional— y pueda construir un futuro propio y colectivo, desde el compromiso, la autonomía y el arraigo. Solo así podremos construir una comunidad viva, fuerte, participativa y solidaria.
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¿Quieres aprender a construir un Hotel de insectos?
Los hoteles de insectos son estructuras que funcionan como pequeños refugios donde ciertos insectos beneficiosos pueden poner sus huevos o protegerse del frío. Se construyen con materiales variados y se organizan en compartimentos, como si fueran habitaciones.
Se realizó un mapeo participativo de refugios climáticos en el entorno local, diferenciando los tipos de incidencia climática como calor extremo, frío, fuego, exceso de agua, lluvias intensas, desbordamientos y granizo. Se identificaron espacios naturales y construidos que funcionan como refugio. Evaluando su localización, accesibilidad y estado de conservación. A partir de esta cartografía colectiva, se analizaron posibles mejoras en cada refugio, como sombra adicional, aislamiento, señalización, disponibilidad de agua, o refuerzo estructural según el riesgo climático específico. La actividad permitió visualizar la vulnerabilidad del territorio frente a eventos extremos, y destacar el valor de espacios clave de resiliencia climática.